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ABSTRACT DEL INFIERNO DE LA OBRA

La primera parte de La divina comedia narra el descenso de Dante al

Infierno, acompañado por el poeta latino Virgilio. El Infierno tiene forma

de un cono con la punta hacia abajo, dividido en nueve círculos, en los que

son sometidos a castigo los condenados, que representan la progresión de la gravedad del pecado cometido en vida. En el Infierno se encuentran quienes

no se arrepintieron de sus pecados repartidos en tres cavidades subterráneas decrecientes, de acuerdo al orden de las penas en la Ética Nicomaquea de Aristóteles[1] que prefigura una jerarquía del mal basada en la ‘razón’. De esta manera, los pecadores puestos en los primeros cinco círculos son aquellos que usaron el menor uso de la razón en pecar (lujuria, gula, avaricia y derroche)[2], luego en el sexto y el séptimo círculo están los violentos que fueron ‘cegados por la    pasión a un nivel de inteligencia mayor que los primeros’ (en gravedad descendente,   contra dios, contra otros, contra sí mismos), y finalmente en el octavo y el noveno      círculo se encuentran los fraudulentos y los traidores (de quien se tiene confianza,    de la patria, de los hospedantes y de las instituciones) que realizaron el mal conscientemente, es decir, están ‘marcados por la perversidad’. La elección de las penas castiga a los pecadores mediante el contrario de sus pecados y se repite eternamente; por ejemplo, los adivinos deberán caminar con sus cabezas al revés, incapaces de ver lo que está enfrente, resultado de tratar de ver siempre el futuro. Dante encuentra en el Infierno a muchos personajes, antiguos y contemporáneos a él, y cada uno narra su historia a cambio de la promesa de Dante de mantener su recuerdo en el mundo de los vivos.[3]

 

 

 

 

 


 

[1]  Obra escrita en el siglo IV a.C., es uno de los primeros tratados conservados sobre ética y moral

de la filosofía occidental.

[2]  Es el Alto Infierno que corresponde a los pecados de auto indulgencia.

[3]  Dante es cada uno de los hombres de su mundo ficticio, cada soplo y pormenor. Una de sus

tareas fue ocultar o disimular esa omnipresencia; conferir gloria o ruina sin que los lectores

advirtieran que la justicia que emitía los fallos era él mismo. Para conseguir ese fin, se

incluyó como personaje de la obra e hizo que sus reacciones no coincidieran, o sólo lo

hicieran alguna vez, con las decisiones divinas. Borges, Jorge Luis. 1982. Nueve ensayos dantescos.

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