HADO
FACTUM
PALACIO BAROLO
Las historias narradas en los cortometrajes también se entretejerán
por medio del Palacio Barolo como locación principal.
El edificio, ubicado en el centro de la ciudad de Buenos Aires, fue inaugurado en 1923 y construido por el arquitecto italiano Mario Palanti, quien diseñó incluso elementos de detalle como picaportes, lámparas y jaulas de los ascensores, y, siendo un estudioso de La divina comedia, colmó el Palacio
con referencias a ella.
De esta manera, se observa que la división del Palacio, al igual que de la obra de Dante, es en tres partes, que serían el Infierno, el Purgatorio
y el Paraíso. Las nueve bóvedas de acceso en el pasaje central
representan los nueve círculos del Infierno, los pisos superiores y
la cúpula (inspirada en un templo Hindú dedicado al amor como
emblema de la unión de Dante con Beatrice) los siete niveles del
Purgatorio y el faro los nueve coros angelicales (considerando que
para Dante, el Infierno es el punto de partida para la llegada al
Paraíso). Así mismo es de destacar que la altura del edificio es de 100 metros como 100 son los cantos de la Comedia y tiene 22 pisos, el número de estrofas de sus versos.
Además, cada una de las seis bóvedas transversales y las dos laterales c ontienen inscripciones en latín, pudiéndose distinguir catorce citas que pertenecen a nueve obras distintas, manteniendo el número que se repite en La divina comedia; algunas de las citas pertenecen a Virgilio y escrituras bíblicas. Por otro lado, es de mencionar que la planta del edificio está construida en base al número áureo o de oro.[1]
[1] Representado con la letra griega φ (fi) es un número algebraico irracional, cuya proporción se encuentra en figuras geométricas y en la naturaleza (las nervaduras
de las hojas de algunos árboles, el grosor de las ramas, el caparazón de un
caracol, etc.). También se le ha atribuido carácter estético a los objetos que
guardan la proporción áurea, incluyéndosele en el diseño de obras de
arquitectura y arte.
"El rascacielos latino" pretende establecer cuánto hay de cierto en la muy difundida pero poco probada conexión entre el Palacio Barolo y la Divina Comedia. Sebastián Schindel le pone el cuerpo a una investigación que empieza por las vidas de Mario Palanti (arquitecto) y Luis Barolo (empresario), pero pronto se ramifica en direcciones insospechadas. Cada revelación parece encerrar la semilla de nuevos misterios, en los que se cruzan logias masónicas, simbologías secretas, ríos subterráneos y un plan para rescatar las cenizas de Dante.